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"… para parar las aguas del olvido."

Sobre la palabra «Bisiesto»

El ser humano desde la antigüedad ha necesitado calcular de alguna manera el paso del tiempo. Y pronto se dieron cuenta de que había un ritmo en la sucesión de las diferentes épocas del año. La llegada de las aves migratorias, las cosechas, las nieves o los calores, todo se producía según un ritmo que podía ser predecido y calculado. Se dieron cuenta que la luna y los diferentes cuerpos celestes pasaban por fases y posiciones regulares, que aprendieron a predecir y situar en el tiempo.

Los primeros calendarios estaban basados en los ciclos lunares, pero debido a su inexactitud fueron abandonados en favor de los calendarios solares, mucho más exactos. Dejando de lado el calendario egipcio que fue el primero en adoptar el sol como base de sus cálculos, me centraré en el calendario romano, porque de él deriva el moderno calendario occidental y también la palabra «bisiesto» de cuya etimología e historia nos ocupamos en este post.

El principio del año romano se producía en el mes de Marzo, los meses de ese primer calendario romano eran diez: Martius (en honor del dios Marte, padre de Rómulo y Remo), Aprilius (en honor de la diosa etrusca Apru que se corresponde con Venus), Maius (De atribución dudosa bien en honor de la diosa Maya o en recuerdo de los «Maiores» o antepasados), Iunius (en honor de la diosa Iuno), Quinctilis (Quinta Luna, tras la muerte de Julio César pasó a denominarse Iulius en su honor), Sextilis (Sexta Luna; posteriormente se dedicó al Emperador Ostavio Augusto y se denominó Augustus), September (Mes séptimo), October (mes octavo), November (mes noveno), December (mes décimo). Cuatro de esos meses, Martius, Maius, Quinctilis, October; tienen 31 días. El resto de meses tienen 30 días.

Posteriormente, Numa Pompilio instauró un calendario de 355 días y 12 meses. Es él quien crea los meses de Ianuarius (en honor de la diosa Iano) y Februarius (en honor del dios Februus, Plutón). Aún así, este calendario quedaba corto en 11 días y por ello Numa Pompilio ordenó que se añadiera un mes de 22 días cada dos años en el segundo y sexto año y de 23 días en el cuarto y el octavo. Los meses quedaron como sigue:

Martius 31 días; Aprilis 29 días; Maius 31 días; Iunius 29 días; Quinctilis 31 días; Sextilis 29 días; September 29 días; October 31 días; November 29 días; December 29 días; Ianuarius 29 días; y Februarius 28 días.

Pero como este sistema, aparte de complicado daba demasiado poder al Colegio de Pontífices, encargado de hacer los cálculos, y a veces abusaba de él y lo usaba a su favor, Julio César encargó al astrónomo griego Sosígenes que buscara una solución que fuera más simple y fiable, y que no les hiciera depender del Colegio de Pontífices. A sugerencia de Sosígenes, Julio César adoptó el calendario solar a imitación de los egipcios, es el conocido como Calendario Juliano. Le dio al año una duración de 365 días y un cuarto de día. Esos diez días que añadió al calendario los distribuyó en los meses de 29 días pero añadió dos días a Ianuarius, Sextilis y December, y colocó estos días adicionales al final de cada mes. Finalmente, estableció la norma de que cada cuatro años se debía añadir un día intercalado inmediatamente después de los Terminalia. Y aquí es donde aparece la palabra que da origen al término castellano “bisiesto”. Veamos cómo.

En los tiempos de Julio César, el primer día de cada mes se llamaba Kalendas, el séptimo eran las Nonas y el décimoquinto día eran los Idus. En lugar de decir 28 de febrero, los romanos decían ante diem primum kalendas Martias (primer día antes de las calendas de marzo). El 27 de febrero era el ante diem secundum kalendas Martias (segundo día antes de las calendas de marzo), el 26 de febrero, tercer día y así sucesivamente.

Julio César intercaló un día entre el sexto y el quinto día antes de las calendas, o sea entre los días que hoy son el 23 y el 24 de febrero. Este día adicional fue llamado ante diem bis sextum kalendas Martias, o sea, «segundo día sexto antes de las calendas de marzo» y el año que contenía ese día se llamó por eso «bis sextum«. Y de ahí pasó al castellano como “bisiesto”.

Este calendario estuvo en vigor hasta que el Papa Gregorio XIII encargara a Luis Lilio y al jesuita Christopher Clavius la reforma de ese calendario, reforma que finalmente dará paso al calendario conocido como Gregoriano que es el vigente en la actualidad. Con él, cualquier año acabado en [00] sólo será bisiesto si es divisible entre 400. Además se corrigió el error de 10 días que se había ido acumulando desde la instauración del calendario Juliano. Se pasó por tanto del 4 de Octubre de 1582 al 15 de Octubre de ese mismo año.

¿Cuándo un año es bisiesto?

Siempre que un año sea divisible entre 4 y no sea divisible entre 100 es bisiesto. Pero esta norma tiene una excepción instaurada por el papa Gregorio. Si un año es divisible entre 4 y entre 100, pero además también es divisible entre 400 ese año también es bisiesto.

Y esta es, muy resumida, la entretenida historia del término bisiesto en castellano, que es también la historia del calendario.

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